VERSOS Y POEMAS





CANTARES DE UN POETA


Quiso escribir el poeta sus versos a la vida,
Inspirado  por la belleza de un amanecer en la floresta. 
Extasiado por el aroma de las flores en la montaña, 
vio abrirse una rosa y percibió la grandeza de la divina naturaleza.

Escribió sus cantares primero, a la lluvia y al trueno,
a la niebla, al fuego, al viento y al hielo.
Le cantó a los manantiales llenos de limpidez,
a los mares, ríos, valles, atardeceres y palmares.

Les improvisó seguido a las aves en el monte,
 a su canto primoroso y al plumaje elegante. 
A los animales toda su lírica ofreció,
y a los hombres les pidió que los amen y protejan.

Escribió a los músicos, locos y poetas,
y a todos los que, en línea recta, elevan el alma y la virtud. 
Sacó de sus labios cantores dos versos de amores,
enalteciendo con primores a las mujeres,
por ser lo más lindo que el mundo concibió. 
 
Del bien y el mal dijo algo también, 
con la mirada en lo alto, alabó a los santos que ataron en todos lados 
las artimañas del Diablo.

Le cantó a la alegría y al placer, al dolor, la risa, el llanto y a las vanidades, 
que cuestan tanto en la vida de apariencia y fantasía. 
Para no olvidarse de nada escribió que al nacer con llanto se anuncia la vida 
y con llanto se proclama la muerte.

Detalló casi inerte los devastadores efectos de huracanes, terremotos, torbellinos, volcanes y maremotos. 
Al caer la tarde ofreció sus últimos cantares al sol en el ocaso, a las estrellas en la lejanía les llamó luz de la vida, y a la luna flor de la noche.




AÑORANZA ISTMEÑA

 

Yo, forastero en tierra lejana,
esta noche con luna de grana,
añoro la patria que llevo en el alma.

Se ve linda la mañana, allá en el Cerro Ancón,
y más hermosa la historia de la nación.
En tu cerro legendario donde canta el ruiseñor,
ondea soberana la bandera tricolor.

En esta noche serena el aire me huele a cantadera,
zapateo, pollera, y montunito; a guarapo y café.

Estas cosas cotidianas al recordarla en esta tierra lejana,
estremecen mi corazón; si estas vainas no son patria, ¿dime tú que cosa son?

Estos versos que me arranca tierra istmeña  y querida,
los escribo con lágrimas de mi nostalgia, y la pluma de una arpía;
si esto que siento no es patria, ¿dime tú como se llama?




A CUBA



Avancemos todos sin mirar atrás,
Rompiendo cadenas y abriendo caminos hacia la paz.
Con la mirada erguida busquemos adelante
Con la fe del ungido la luz del levante.
Sin odio ni raza, abracemos unidos la historia y la patria,
Cubriendo las penas desnudas del alma.
Labremos la tierra pensando en mañana
Y cosechemos, alegres, la patria añorada.
Cantemos al son de la tradición,
Tomando la mano del hermano cubano
Bailemos al ritmo de maraca y tambor.




VERSO II


Cuando el mundo se haya ido y la vida ya no exista,
la oscuridad de la nada se alumbrará con tu sonrisa.





EL MAR Y YO


Al languidecer la tarde fui a ver el mar.
Lo encontré sereno y melancólico.
Me senté sobre un acantilado
Tallado con el cincel de la inclemencia
Y el martillo del tiempo.
Aquí estoy, solitario amigo,
Extasiado con tu majestuosidad
Rebosada de vida.
Enervado al ver tus orillas
Convertidas en tropel,
He visto amigo mar,
Sobre esta tierra bondadosa,
El rigor de la deforestación,
Crecer sin control
La maldad y contaminación.
He visto secarse un manantial
Con ganas de conocerte,
He visto desaparecer de un soplo
Ríos caudalosos.
He visto secarse los pozos,
Y morir de sofoco
Animales por doquier.
Acércate a mis pies,
Con el rumor de tus olas,
Y cantemos, mientras llega la luna,
Tú, necesitando los ríos,
Para no morir de sed.
Yo, necesitando de ti,
Para no morir de hastío.



AL HIJO QUERIDO


Nueve meses, hijo mío, esperando tu llegada,
A esta tierra que es nada, en este mundo infinito.
Aprenderás conmigo, caminando a pasitos,
trabalenguas y zarandeos,
Dejando en mi recuerdo, tu infancia, hijo mío.
Andarás por caminos que no he recorrido,
Vivirás lo que he vivido y, quizás, lo que he sufrido;
 Y seremos, hijo y padre, los dos mejores amigos.
Yo me iré algún día como nieblas en el viento,
Y seré en el firmamento tu luz y tu aliento.
Tú serás mi semejanza viviendo otros tiempos,
En esta tierra que lo es todo,
Para esta vida pasajera, pasajera como el tiempo.



SOBRE LOS DIOSES


En una galaxia elegida
se reunieron en silencio
los dioses del universo.
No eran muchos, eran dos, 
el de la vida y la muerte.
El de lo dulce y lo amargo,
el de la risa y el llanto.
Confundíanse su mirar, 
apariencia y pensamiento,
difícil diferenciar uno del otro.
Y parecían necesitarse,
para el equilibrio universal,
tanto el bien como el mal.



A MI PUEBLO 


Si pudiera nadar,
por arriba o por debajo,
este río agitado;
dejaría en esta solitaria orilla
el llanto y el hastío.
Llegaría canturreando
hasta la otra palpitante orilla, 
donde me espera el amor,
las maracas, el tambor
y la alegría de mi gente.



SOBRE LOS POETAS


Dicen los que no comprenden
del alma lo más sublime
que todo poeta tiene 
un loco en la cabeza.
Es un marasmo entender, 
para los que no entienden la inspiración,
¿cómo pueden emerger,
de un alma poetizada,
palabras tiernas y fulgorizadas?
Encendedoras de amor y esperanza,
en las almas más endurecidas y atribuladas.


ODA A LA POESÍA

 

Filólogos y letrados,
en su vasto entendimiento,
han puesto en conocimiento que,
sin dominar el ritmo de poemas y sonetos,
no hay metáforas ni sinalefas que te conviertan en poeta.
Complicada está la métrica y la consonante,
y hasta la lírica se complica con la técnica de la poesía.
 Sin erudición en letras ni en la polimetría,
dejaré en esta elegía mi arte de poeta,
porque traje al nacer, la bendición en la cabeza.
Y germinando en el corazón el misterio de la inspiración.


ELEGÍA DE UN ENAMORADO

  
He buscado en las estrellas, la luz de tu mirada;
y en el saúz de las montañas, la ternura de tu alma.
He buscado en la mar, en sus brisas y en sus olas, tu sonrisa soñadora,
dibujando en la arena, el vaivén de tus caderas.
He buscado en los recuerdos, de amores que van pasando,
para conjurar tus besos seductores.
Encontré tu risa en el murmullo del viento,
y he visto tu belleza reflejada en estos versos.
Caminemos sosegando con la risa el llanto,
lleguemos al final tomados de las manos,
marchitados por los años fugaces como el rayo.